Para un empresario, conocer el valor de mercado de su negocio no suele ser una necesidad ni una preocupación.
La gestión del día a día, la planificación a medio y largo plazo y la búsqueda de mejoras ocupan sus jornadas y el concepto de valor de su negocio no le produce ningún tipo de inquietud.
Sin embargo, en algún momento dado, es seguro que va a tener la necesidad de valorar su empresa y en muchos casos se va a llevar la desagradable sorpresa de que la valoración es complicada por no tener la información correctamente recogida y documentada.
¿Cuáles pueden ser los motivos por los que un empresario puede necesitar una valoración?
Tenemos dos opciones: motivos personales y motivos empresariales.
A nivel personal, se puede necesitar una valoración por las siguientes causas:
- Reparto de herencia
- Divorcio
- Separación de actividades familiares
A nivel empresarial, lo más usual es:
- Venta de la empresa
- Fusión
- Ser el aval o garantía en una operación
- Búsqueda de financiación
- Concurso o quiebra
En cualquiera de estos casos, vamos a necesitar que sea un experto externo quien nos realice una valoración profesional y aséptica, en la que no se incorporen elementos subjetivos y emocionales.
Este experto nos va a marcar los pasos a seguir y nos va a demandar información económica sobre la que basar su informe. Este aspecto es el fundamental y básico en una valoración: todo el estudio se apoya en información contable, financiera, fiscal y mercantil. Todo lo que no esté recogido en los libros, no existe y por lo tanto, al no poder cuantificarse, no aporta valor.
Aquí empieza una de las grandes discusiones entre el empresario y el experto en valoraciones: el empresario va a explicar los porqués, los cómos y los cuándos pero el profesional sólo va a ver debes, haberes, saldos, pólizas, contratos y escrituras.
Es por ello fundamental, se quiera valorar su empresa o no, tener toda la documentación al día, perfectamente ordenada, con una contabilidad actualizada y una situación fiscal, mercantil y patrimonial bien documentada y clasificada.
Una vez la parte técnico-contable pulcra e impoluta, los elementos no cuantificables (como posición en el mercado, amplitud geográfica, clima laboral, etc.) podrán entrar en la ecuación y aumentar (o disminuir) el valor resultante de un cálculo matemático.
En futuros artículos profundizaremos tanto en la metodología del cálculo como en la conveniencia y necesidad de llevar los libros al día.
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